El informe de bases, encargado por el Consorcio de la Ciudad de Toledo, pretendía dilucidar el estado en el que se encontraba la Ermita de Santa María de la Cabeza situada en el entorno de los Cigarrales de la ciudad de Toledo.

Construcciones previas a la ermita:

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Las primeras noticias que encontramos sobre la Ermita se presentan de la mano de Luis de Hurtado de Toledo en 1576 “es nuevamente fabricada en saliendo de la puente de Sant Martin, en un monte pequeño sobre los molinos de Tajo…, donde empieza el sombrío y amenzo valle de Valde Colomba”.  Por lo que se deduce que fue levantada pocos años antes de la descripción de Hurtado, como señala Julio Porres en su libro “Historia de las calles de Toledo”.

En este mismo libro Porres relata el origen del topónimo Valde Colomba “…procede de la antigua capilla o beatorio visigodo habitado por monjes mozárabes a principios del siglo XII y cedido a los premonstratenses bajo el nombre de Santa Colomba por el arzobispo don Raimundo, en el año 1152. Los restos del citado beaterio pueden hallarse hacia la quinta de Mirabel, en cuyo límite con Pozuela nace el arroyo de Valdecolomba y cuyo valle debió ser patrimonio de tal comunicada y luego del arzobispado al desaparecer aquélla, convirtiéndose en cigarral por el cardenal Quiroga”.

Ya  en 1605, el doctor Francisco de Pisa, nos ratifica la existencia de la Ermita en el primer volumen de su obra sobre Toledo. En el segundo tomo amplía dicha información comentando como esta se erigió en honor de otra iglesia, bajo la misma advocación Mariana, próxima a Andújar en la provincia de Jaén, en un monte llamado también de la Cabeza. De Pisa señala también la existencia de una cofradía que administraba la ermita y cuya sede se ubicaba en la iglesia de San Martín. Dicha cofradía realizaba la procesión con la imagen de la Virgen hasta la ermita el domingo de Cuasimodo, Octava de la Pascua de Resurrección.

A fines del siglo XVIII la ermita se encontraba en estado de ruina y así permaneció hasta su reconstrucción en 1859.

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